Notas
En alas de una pasión
El amor por la aviación los llevó a adquirir en remates o subastas aviones para rescatarlos y darles otro uso que no sea convertirlos en chatarra. Un recorrido “al vuelo” de aviones que hoy todavía mantienen una parte de la historia de la aviación paraguaya gracias a la iniciativa privada.
- Por Aldo Benítez
- [email protected]
- Fotos Carlos Juri
Loma Grande es un tranquilo pueblo del departamento de Cordillera. Se hizo municipio en 1973 y tiene unos 6.500 habitantes. La economía de la ciudad se basa en la agricultura y en menor medida en el comercio; además, se destaca por su belleza natural, ya que serranías y arroyos adornan todo el distrito. Se trata, en suma, de un pueblo típico de zona rural del país, con su gente dedicada a los quehaceres diarios sin sobresaltos. Por eso es que nadie en Loma Grande pensó que un día para otro tendrían un avión de restaurante y, posteriormente, otro avión convertido en museo.
Ariel Cáceres es un comandante piloto retirado de las Fuerzas Armadas de nuestro país. Apasionado por la aviación, rescató dos aviones en remate para cuidar ambas aeronaves. Lo hizo considerando el valor histórico que tenían, principalmente una que perteneció a las Líneas Áreas del Paraguay (LAP) y que fue partícipe de hechos históricos muy importantes de nuestro país.
“Cuando iban a ser rematados los aviones de Sol de Paraguay, nos presentamos y compramos en remate. Le dije a mi señora que íbamos a llevar el avión a nuestra casa de Loma para tenerlo ahí. Esto era una casa de campo de la familia, no teníamos ninguna intención de cambiar eso”, recuerda Cáceres. Lo que no esperó fue la reacción de la gente cuando instaló el Fokker 100 de Sol del Paraguay en el patio de su casa de campo.
El Fokker 100 en principio iba a ser utilizado solamente para llevar las clases de la American Flight School, una escuela para azafatas, pilotos aviadores civiles y despachantes operacionales de vuelos que está bajo la dirección de Cáceres. Sin embargo, la atracción del avión en plena localidad de Aguai’y, Loma Grande, era irresistible.
“Todos los días venía la gente y nos pedían conocer el avión. Querían subir. Para la gente de aquí era una cosa muy grande, principalmente para los niños y niñas. Después ya nos preguntaban si vendíamos algo, querían jugo, pizza, comida. Entonces eso fue una bola incontrolable, hasta que dijimos que teníamos que tomar una determinación”, cuenta Cáceres. Así fue que nació a finales del 2016 el restaurante El Rancho, con la atracción de un avión instalado en el patio.
Si bien el traslado desde el aeropuerto Silvio Pettirossi hasta Loma Grande del avión Fokker 100, que se realizó en junio del 2016, llamó la atención de mucha gente por la magnitud de la aeronave, lo que se vino luego fue una locura.
Justo un año después, en julio del 2017, Cáceres contrató un convoy especial con equipamiento de ultrarresistencia para trasladar desde el Pettirossi hasta el Hotel El Rancho (unos 39,3 km) el Boeing 707, de la extinta Líneas Aéreas Paraguayas (LAP), que había sido subastado. El operativo generó todo tipo de comentarios en las redes sociales.
“Nos tomó 38 horas hacer todo el trayecto. Se movilizó la Policía Caminera, la Policía Nacional, fue algo impensado. Pero teníamos que hacerlo porque si no comprábamos nosotros ese avión, hoy esa parte de la historia de la aviación paraguaya estaría hecha chatarra”, dice Cáceres.
UN RESCATE HISTÓRICO
El avión que trasladó Cáceres no fue cualquiera. Se trata del 707 de LAP que fue partícipe de grandes acontecimientos del país. Por ejemplo, en esta aeronave llegó al país el papa Juan Pablo II, en su histórica visita de 1988. También, en este mismo avión, el dictador Alfredo Stroessner partía rumbo a Brasil para su exilio en febrero de 1989 tras el golpe militar que lo derrocó. En los 90, esta aeronave se transformó en el avión presidencial durante el gobierno de Juan Carlos Wasmosy.
“Tuvimos que hacer una inversión de G. 1.200 millones para recuperar esta aeronave y todavía le falta. La máquina estaba en total estado de abandono. Se tuvo que remodelar casi todo. Si no traíamos acá, esto iba a terminar en alguna chatarrería. Es demasiado triste que no podamos como sociedad paraguaya cuidar nuestra propia historia porque este avión hace gran parte de lo que es la historia de nuestra aviación, de lo que fue LAP en su momento”, expone Cáceres.
La llegada del 707 de LAP modificó el proyecto de Cáceres y su esposa, Felicia Ríos. La casa quinta quedó relegada totalmente y al restaurante se sumó un coqueto hotel de estilo rancho con 7 habitaciones. Pero más allá del proyecto familiar, el avión 707 de LAP es utilizado para algo que Cáceres siempre añoró: contar la historia de la aviación en Paraguay.
En el interior del avión se está armando un museo. Cáceres ya tiene algunas fotos, cuadros, enseres, productos que consigue de sus contactos dentro del mundo aeronáutico. Tiene, por ejemplo, en cuadro, un primer plano de Epifanio Cardozo, quien realizó el primer vuelo de LAP el 20 de agosto de 1963. Además, los sábados de mañana el avión es utilizado para dar clases de inglés a los vecinos de la zona.
El museo está recibiendo ayuda de gente vinculada a los inicios de LAP que no desea que los recuerdos queden solamente en la memoria. Tal es el caso de Arturo Gómez de la Fuente, quien formó parte de la tripulación de cabina de la tercera promoción de LAP a mediados de los años 60 y colabora con Cáceres con fotos, con algunas ideas, con lo que se pueda.
“Es muy importante el valor histórico que tiene para nuestra nación cuidar estos aviones. La generación nueva de jóvenes no sabe que existió LAP, por ejemplo, y por 31 años llevó el emblema de Paraguay a todos lados”, dice don Arturo.
Gómez de la Fuente recuerda que LAP arrancó con 3 aviones y en su mejor momento llegó a tener 14 aviones, entre ellos tres Boeing 707. “Teníamos tres vuelos a la semana a Europa y a Miami, Estados Unidos, vuelos directos. Era un trabajo grandioso”, rememora don Gómez de la Fuente, a quien se lo nota emocionado cuando habla de LAP.
Con respecto a esta aerolínea paraguaya, justamente hace un pedido: “El último avión Convair 240, que podríamos decir es la figura capitana de nuestra LAP que está frente a TAM, en el aeropuerto, tiene que ser recuperado. Como un gesto histórico con el país. Es muy triste que todo esto de nuestro transporte aéreo con LAP haya quedado en el olvido”, dice Gómez de la Fuente.
NULO APOYO ESTATAL
Desde que se instaló el Hotel El Rancho, en la ruta que une Loma Grande con San Bernardino, la única visita que recibieron los dueños de las autoridades locales, ya sea municipales o de la gobernación, es a la hora de cobrar los impuestos. La municipalidad local ni siquiera ha presentado algún proyecto para hacer del lugar un punto turístico de Loma.
Cada fin de semana, el Hotel El rancho recibe a al menos 900 personas. Cuando se le agrega algún feriado, la cantidad aumenta. Al menos mil personas cada semana ingresan a Loma Grande gracias a este recinto, que da trabajo a unas 20 personas.
“De la gobernación no hemos recibido alguna ayuda. Bueno, tampoco es que le pedimos, pero algún gesto por lo menos. Por ejemplo, una vez vinieron los de la Senatur y ellos nos ayudaron con algunos tips para convertir el restaurante en un hotel rancho, por lo menos ese tipo de ayuda uno espera cuando hace una inversión de esta naturaleza”, indica Cáceres.
Mientras el Fokker 100 es utilizado directamente para restaurante y también para las clases de aviación para la American Flight School, la idea que tiene Ariel Cáceres con el 707 es que el museo vaya creciendo y se convierta en un referente en el sector, que sea el lugar en donde la aviación paraguaya pueda encontrar su historia y sus raíces.
BUSCANDO NUEVA AERONAVE
El proyecto cercano que tiene Cáceres es completar su museo con otro avión que está a cargo de la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (Dinac). Se trata de un Convair 240ZP que ya no está siendo utilizado y que también perteneció a LAP en su momento. “Ya hicimos las ofertas, esperamos que la Dinac pueda darnos una respuesta. Queremos salvar esos objetos que hacen a la historia de nuestra aviación; lastimosamente, si no se encara desde el sector privado, parece que es imposible mantener en condiciones y poner a consideración de la gente todo esto”, dice Cáceres.
OTRO HOTEL
Al parecer, la única forma de resguardar los aviones históricos es a través de la iniciativa privada, ya que ni la Dinac ni otra entidad tienen un museo estatal sobre aviación. En Coratei, una zona que aman los especialistas de la pesca, ubicada a 12 kilómetros de Ayolas, en el departamento de Misiones (a unos 320 kilómetros de Asunción), el hotel y granja Ramonita, propiedad de César Martínez Pujol, tiene desde el 2015 un avión Fokker 100 y forma parte del atractivo del lugar.
Tan apasionado por la aviación, Martínez Pujol quería tener su propia máquina en uno de sus establecimientos. La maquinaria, que también perteneció a la firma Sol del Paraguay, fue trasladada hasta el lugar en el 2015. En principio se colocó al avión dentro mismo de la estructura del hotel, de tal modo que los visitantes puedan verlo desde muy cerca. Martínez explica que el proyecto actual es hacer habitaciones VIP dentro de la aeronave, que será parte del hotel en un futuro próximo.
Martínez además forma parte del Club Yvytu, una organización afincada en San Bernardino, a unos 30 kilómetros de Asunción, que trabaja en esto de promover la aviación. “El club tiene un pequeño museo de aviones históricos. Por ejemplo, tenemos ahí el avión que pilotó Silvio Pettirossi –uno de los pioneros de la aviación paraguaya–, sigue estando en vuelo. Es una aeronave que se construyó íntegramente en Paraguay con sus planos originales”, expone Martínez.
UN AVIÓN EN MI PATIO
En la fracción Laguna Grande, de San Lorenzo, un avión Boeing 707 descansa desde hace varios años en un amplio patio de una casa vecina. En varias oportunidades, reporteros de La Nación fueron hasta la casa para obtener mayores datos acerca de quiénes eran los dueños y conocer un poco más de cómo llegó a parar la aeronave hasta la vivienda. Sin embargo, los encargados del lugar respondieron solo las veces que los dueños querían hablar al respecto.
Quienes conocen de esta historia hablan de un hombre de apellido Aranda como el propietario de este avión. Al igual que el 707, que ahora funciona como museo en Loma Grande, la aeronave de San Lorenzo también perteneció a LAP. En algunas fotos de archivo se puede ver aún el avión en dicho patio. Hoy día, las malezas y árboles casi ya ocultan la enorme máquina.
Hace unos días, el diario Crónica publicó el caso de un avión inutilizado depositado en el patio de una escuela en Chaco’i, cuya comunidad educativa busca convertirlo en una biblioteca para los alumnos y alumnas. Se trata de la aeronave Electra C, que fue depositada hace un par de años en el patio de la Escuela Básica Nº 242 Carlos Fernández de la zona de Chaco’i. Al igual que las otras maquinarias, esta también perteneció a LAP en su época. LA NACION
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