Notas
Cierre o reinvención, la disyuntiva de las mipymes paraguayas tras la pandemia
Locales cerrados, carteles de “se alquila”, comercios que tratan de sobrevivir con ofertas y restaurantes sin clientes pero con motos en las puertas esperando un pedido configuran el nuevo paisaje urbano poscuarentena.
FUENTE: EFE
En nuestro país, las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) generan el 66 % de la mano de obra nacional y buscan ahora, levantadas ya todas las fases de la cuarentena, reponerse del impacto económico.
No hay cifras oficiales del número de mipymes que desaparecieron desde marzo, cuando el Gobierno decretó la cuarentena total para contener el coronavirus, porque como explicó a Efe el viceministro de Mipymes del Ministerio de Industria y Comercio (MIC), Isaac Godoy, “en el sector no existe un sistema de información segmentado”.
“Una mayoría de las mipymes no cierran la empresa, simplemente, temporalmente, dejan de operar, pero la empresa no es cerrada oficialmente”, comentó Godoy.
Aún así, para hacer una estimación de puestos de trabajo perdidos, recurrió al informe de empleo de la Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censos (Dgeec).
Entre julio y septiembre de 2020, hubo 59.153 empleos menos en los tres sectores que en el mismo periodo del año anterior, al pasar de 3.378.074 empleados en 2019 a 3.318.921 trabajadores este año.
“Los datos me dicen que dos de cada tres paraguayos trabajan en mipymes, puedo estimar que el 66 % de estos trabajadores (sin empleo) son de mipymes”, expuso.
Según la deducción del ministro, de esas nuevas 59.153 personas desempleadas en el tercer trimestre, unas 39.000 trabajaban en mipymes.
DEMORA EN LAS AYUDAS
A lo largo de la cuarentena, la Asociación de Emprendedores del Paraguay (Asepy) realizó una serie de encuestas para conocer la situación de sus socios ante el impacto económico de la pandemia.
En marzo, cuando se decretó el cierre total, el 81 % de los encuestados temía pérdidas de ventas y clientes, y un 57 % no veía posibilidad de mantenerse más allá de un mes, según los datos facilitados a Efe por Asepy.
“Eso nos hizo levantar la bandera roja y dar la alarma de que las medidas que el Gobierno planteaba no eran suficientemente ágiles (…) tenían algunos datos sobre cómo hacerlo, pero los créditos no lograban llegar”, comentó el presidente de Asepy, Bruno Defelippe.
Por su parte, el viceministro reconoció que “hubo demoras por la gran cantidad de créditos”, pero defendió que, gracias a los fondos públicos, se concedieron unos 90.000 créditos por un monto aproximado de 70 millones de dólares.
CIERRE O REINVENCIÓN
A mediados de abril, Enrique Zorrilla anunció en Instagram el cierre de “El zorro y la cigüeña”, el hotel boutique que había inaugurado en el centro de Asunción a finales de 2019.
Los primeros días de la pandemia, su socio y él decidieron mantener abierto el hotel, pero cada decreto del Gobierno les ahogaba un poco más.
“Vimos que la situación era insostenible. Despedimos a los ocho trabajadores que teníamos con nosotros y les liquidamos con todo lo que correspondía”, contó a Efe.
Zorrilla había invertido 400 millones de guaraníes (unos 57.000 dólares) en el hotel, pero con el cierre tuvo que vender todo el mobiliario para saldar las deudas con los proveedores.
“La vida continua, hay que dar vuelta a la página y hay que seguir. Yo no puedo estar esperando a que ocurra un milagro y que reciba la ayuda del Gobierno”, agregó.
Algo más de suerte tuvo Antonio Olmedo, que abrió la pizzería “La Celestina”, en las afueras de Asunción, medio año antes del inicio de la cuarentena.
Olmedo definió el impacto de la pandemia como “desastroso” y lamentó la falta de soluciones y la dificultad para acceder a los créditos del Gobierno.
“Yo cerré la atención al público pero seguí produciendo, hicimos una variación en el negocio y producimos pizzas congeladas. Con eso, más o menos, paliamos la situación y es lo que nos permitió seguir en el rubro”, dijo.
No obstante, reconoció que tardó unos cuatro meses en volver a reflotar su negocio.
Como él, Ximena Vera también tuvo que esperar algún tiempo hasta que pudo volver a su trabajo como cosmetóloga a domicilio.
Con la cuarentena, Vera se quedó sin empleo durante tres meses y solo un mes consiguió un subsidio de 500.000 guaraníes (71 dólares) del programa Pytyvo del Gobierno, por lo que se las ingenió para vender ofertas de tratamientos faciales con pago adelantado para mantenerse.
En junio, volvió a su rutina laboral, aunque con un ritmo inferior al que tenía antes de la pandemia.
“Para mucha gente es un lujo. Es un tratamiento facial, no es imprescindible. Antes de la pandemia yo tenía ocho o nueve clientes al día, pero ahora son cuatro o cinco”, señaló a Efe.
EMPRESAS EN 72 HORAS
Sus historias son algunas de las de tantos emprendedores, microempresarios y cuentapropistas que vieron cómo la pandemia transformaba o destruía sus proyectos.
Desde Asepy, la petición al Gobierno es que dé incentivos para la creación y formalización de las empresas, facilite el acceso a la financiación, y garantice la protección social al emprendedor y la asistencia técnica de calidad.
El viceministro de Mipymes aseguró a Efe que el MIC está trabajando en mejorar el apoyo a los emprendedores, y avanzó que a finales de este mes comenzará la implementación de la Ley de Empresas de Acciones Simplificadas (EAS), para agilizar la creación de empresas formales en 72 horas.
Esto con la vista puesta en la aparición de nuevos proyectos por cuenta propia que el MIC prevé que aparezcan tras las crisis. HOY
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