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Caacupé 2019: Iglesia realiza fuerte reclamo a jueces, fiscales y autoridades corruptas

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Durante la misa central de Caacupé, la Iglesia Católica instó a las autoridades -en especial a la justicia paraguaya- a garantizar el derecho de todos los ciudadanos y a poner fin a los concursos amañados mediante los cuales se tragan cantidades de dinero del pueblo.

Durante su homilía, Monseñor Ricardo Valenzuela, obispo de Caacupé, mencionó la necesidad de una justicia respetable, incorruptible, insobornable y eficiente para asegurar el derecho de todos los ciudadanos.

“Los tribunales de justicia nacieron en la sociedad de los hombres para superar la ley de la selva; para hacer innecesaria la violencia, para asegurar el derecho y la convivencia. Toda ola de inseguridad y violencia debe llevarnos a pensar en la administración de la justicia. Hace tiempo venimos reclamando un saneamiento de nuestros Tribunales; es necesario que, en nuestro país, los jueces y fiscales recuperen credibilidad”, indicó.

Se preguntó si se volverá a hacer justicia por mano propia al no asegurarse una incorruptible. “Somos testigos de la angustia de nuestros fieles que se sienten huérfanos ante una justicia que muchas veces no encuentran. Necesitamos el imperio de la justicia insobornable, de la igualdad ante la ley justa. Es urgente el respeto a la verdad y a la persona humana”, agregó.

Esgrimió que cuando la deshonestidad se instala y se empodera especialmente en la administración pública, no hay recursos que lleguen para programas de desarrollo y de mejora de las condiciones de vida del pueblo. Es así que grandes cantidades de caudales desaparecen por canales ocultos y mediante procesos más habilidosos, que son los llamados popularmente como concursos amañados. La forma, sin embargo, más confusa y perversa de deshonestidad es aquella que se identifica con la viveza. Lamentó además que el honesto pasa a ser considerado como el ingenuo, el vyro, el que no sabe aprovechar las oportunidades. “Cuanto mayor poder concentra un régimen en las manos de sus dirigentes, o un sindicato o coordinadora en sus líderes, tanto mayor es la tentación de la deshonestidad”, agregó.

“Honestidad en el manejo de la cosa pública, honestidad en la palabra dada, honestidad en los proyectos y presupuestos, honestidad profesional y en la propia vocación regalada por el Señor. Honestidad en la información. Y mucha inteligencia en no dejarse engañar ni manipular. Esta campaña por la honestidad, ha de realizarse en forma transversal en todas nuestras actividades: empezando desde la familia y la sociedad toda, desde el más humilde al más encumbrado, permeando luego en las actividades de todas las instituciones”, resaltó además el obispo.

En primera fila, en la explanada de la Basílica de Caacupé, se encontraban el presidente Mario Abdo, el ministro del Interior, Euclides Acevedo, la fiscal general, Sandra Quiñónez, y los ministros de la Corte Suprema de Justicia Eugenio Giménez y Manuel Ramírez.

Homilía Caacupé 2019 – Santa María y la Palabra1. La fiesta de hoy de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María caeen Adviento. El Adviento, es un tiempo de preparación litúrgica de la Navidad y es propiciapara reflexionar sobre la Palabra de Dios.Llegar a la Navidad sin preparación alguna, es una oportunidad perdida, que pudo haberseutilizado para crecer en la fe práctica, en amor que se expresa en obras, en esperanzaorientada hacia nuestro Salvador que vuelve y quiere alojarse en cada corazón y desde allíayudar a transformar a los hombres y a la sociedad con los valores del Reino. Nosotrosesperamos una segunda venida del Señor. Y seremos examinados en el amor, por lo tantohay que estar preparados.Se nos invita a un cambio y a la conversión; se nos propone un giro en nuestra existencia,para vivir con mayor dignidad nuestra condición de seres humanos, como hijos de Dios. ElAdviento de este año sirve de punto de partida a comprender mejor su Palabra. Como diceel Salmo 104: La palabra de Dios lo inflamaba (Sal 104,19); de ahí el lema para el año 2020es: ¿Acaso no ardía nuestro corazón mientras nos explicaba las escrituras? (Lc 24, 32). Poreso nuestro tema de hoy es: María y la Palabra de Dios.2. Si a lo largo de la historia, tantos y tantos cristianos han sobresalido en su vivencia de laPalabra de Dios, sin duda alguna, que entre todos ellos sobresale María de Nazaret, laSantísima Virgen María, la Madre de la Palabra hecha carne. Parafraseando a su Hijo Jesús,bien podemos decir «dichosos quienes, como María, escuchan la Palabra de Dios y lacumplen». Ella es la Madre de la Palabra, la Virgen de la escucha, el Modelo de la fidelidada las Sagradas Escrituras y la prueba de su fecundidad y de su amor.Inmaculada desde su concepción, María vivió inserta y absorta en la Palabra Dios, en suescucha y en su acogida. Conservaba y meditaba en su corazón todo lo que había visto yoído, permaneciendo siempre fiel porque creyó en la Palabra: «Dichosa, tú, María, que hascreído porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá».Solo Desde la escucha orante y atenta de la Palabra de Dios fueron posibles su «sí» en laEncarnación y posterior visita de caridad a su prima Santa Isabel. Solo porque se fió deesta Palabra, la misma Palabra floreció en sus entrañas y germinó en el Hijo de Dios e Hijosuyo, Jesucristo nuestro Señor. Solo desde la confianza y la espera en el Dios de la Palabra,María recorrió los valles oscuros de su vida como la huida a Egipto, las palabras delanciano Simeón que le anunciaba que un espada de dolor atravesaría su alma y la escenade la perdida y hallazgo de su Hijo, todavía Niño, en el templo.Y María siguió en la escuela de la Palabra durante los largos, cotidianos y anodinos años dela vida oculta de Jesús, recreando en su corazón aquellas palabras de la Anunciación, de laVisitación, de la Natividad y de la Presentación. En el silencio de aquellos interminablesaños, María siguió sintiendo y experimentado que Dios habla en soledad sonora y fecundaen el silencio, en la cotidianeidad y en la prueba.María se convirtió, desde el cedazo de la Palabra, en la primera anunciadora e intercesorade su Hijo en las bodas de Caná cuando, por su mediación, se obró el milagro de latransformación del agua vino mediante aquel su «Hagan lo que El les diga». 2María fue presentada por Jesús como modelo de aquellos que escuchan la Palabra de Diosy la cumplen y que, por ello, se convierten también en su nueva familia.Fiel a la Palabra, María acompañó a su Hijo en las horas más amargas del Vía Crucis y delCalvario, donde fue entregada al apóstol San Juan como Madre de la Iglesia, la nuevahumanidad. Y al pie de la cruz y del descendimiento más doloroso permaneció María conel cuerpo muerto de su Hijo entre sus manos en plegaria viva y lacerada de esperanza. Y enuna nueva escucha de la Palabra, tras la Resurrección de Cristo, María guió y acompañó alos apóstoles en Pentecostés.Y sin duda, meditando todas estas cosas en su corazón, María fue hallada en el crepúsculopor el arcángel Gabriel, quien, en aquella hora de la tarde y del fin de labores, le reclamaba,de nuevo, el «sí» ya definitivo para su Asunción.3. Hoy les hacemos llegar nuestra palabra para compartir con todos ustedes nuestrasreflexiones, nacidas de preocupaciones que nos son comunes. Es imprescindible y urgente,responder a los compromisos pastorales asumidos para ordenar y vigorizar la acciónevangelizadora de la Iglesia en nuestra Patria. Deseamos hacer brillar el amor a la verdady la adhesión a la Iglesia de Cristo. Con ese ánimo hablamos y con ese ánimo esperamosser escuchado.Una detenida reflexión y nuestra oración nos ha llevado a estas consideraciones quequeremos compartir.En estos momentos aparece con toda su dramática urgencia la necesidad de la plenavigencia de una Justicia respetable y eficiente. Si no, ¿ adónde recurrir para probar nuestraculpabilidad o inocencia? Los tribunales de justicia nacieron en la sociedad de los hombrespara superar la ley de la selva; para hacer innecesaria la violencia, para asegurar elderecho y la convivencia. Toda ola de inseguridad y violencia debe llevarnos a pensar en laadministración de la justicia. Hace tiempo venimos reclamando un saneamiento denuestros Tribunales; es necesario que, en nuestro país, los jueces y fiscales recuperencredibilidad.Ninguna paz es estable mientras no se asegure una justicia incorruptible, competente,eficaz. Si no, ¿adónde acudiremos?¿Volveremos a hacernos justicia por manos propias? Larecta administración de la justicia es la máxima aspiración del hombre.Somos testigos de la angustia de nuestros fieles que se sienten huérfanos ante una justiciaque muchas veces no encuentran. Necesitamos el imperio de la justicia insobornable, de laigualdad ante la ley justa. Es urgente el respeto a la verdad y a la persona humana. «ElSeñor juzgará a los pueblos por su verdad».4. El Señor nos llama, nos congrega y nos enseña, y con más razón y fuerza hoy en el díade nuestra Madre, la Inmaculada, ñande Sy Guazu de todo el Paraguay; para que con laayuda de Ella, quien es también su Madre, nos despeguemos , desprendamos y soltemosde las cadenas del egoísmo, de pequeños y grandes rencores, del individualismo que noscierra y lleva a las faltas de amor, de prejuicios que nos cierran y nublan la vista, peroespecialmente de la deshonestidad. En esta gran fiesta debemos encontrarnos con uncorazón más limpio, dispuesto, abierto, sincero y por sobre todo un corazón honesto. En 3la intimidad y la profundidad del corazón, debemos sentir esa llamada a una mayor purezay honestidad interior. A veces puede costarnos reconocer ante Dios los pecados, lasdebilidades, flaquezas y los errores, esas carencias no ayudan a lograr pensar y actuarcon sinceridad de corazón, no nos permite llamar a cada cosa o situación por su nombre.Dios toma nuestros pecados, porque es lo que nos separa de Él y de los demás, lo que noshace sufrir, lo que impide una verdadera vida cristiana, una vida honesta, honrada,características y virtudes que encontramos en el ejemplo de nuestra Madre, la Inmaculada,la libre de manchas.Para sentir a Dios más claramente entre nosotros debemos volver y seguir apostandocon todas nuestras fuerzas por la honestidad en todos los niveles, tanto de parte degobernantes, como de gobernados; de parte de las autoridades y en gran medida, tambiéndel pueblo, porque los gobernantes son y provienen del pueblo. Dice Dios: Los escogerásde entre todo el pueblo hombres capaces, temerosos de Dios, hombres veraces queaborrezcan las ganancias deshonestas, y los pondrás sobre el pueblo como jefes de mil, decien, de cincuenta y de diez (Ex 18, 21).Hoy más que nunca necesitamos reconquistar este supremo y divino valor, que posibilita,la credibilidad y la confianza mutua, condicionamientos esenciales en la construccióncomunitaria de una renovada sociedad. Debemos hacer siempre nuevas todas las cosas,y en esa tarea la esencia es actuar con honestidad.La honestidad es una virtud moral y cívica necesaria para el hombre. Cuando ladeshonestidad se instala, y se empodera especialmente en la administración pública, nohay recursos que lleguen para programas de desarrollo y de mejora de las condiciones devida del pueblo; grandes cantidades de caudales desaparecen por canales ocultos ymediante procesos más habilidosos, que son los llamados popularmente como concursosamañados. La forma, sin embargo, más confusa y perversa de deshonestidad es aquellaque se identifica con la viveza. El honesto pasa a ser considerado como el ingenuo, elzonzo, el que no sabe aprovechar las oportunidades. Cuanto mayor poder concentra unrégimen en las manos de sus dirigentes, o un sindicato o coordinadora en sus líderes, tantomayor es la tentación de la deshonestidad.Honestidad en el manejo de la cosa pública, honestidad en la palabra dada, honestidad enlos proyectos y presupuestos, honestidad profesional y en la propia vocación regalada porel Señor. Honestidad en la información. Y mucha inteligencia en no dejarse engañar nimanipular.Esta campaña por la honestidad, ha de realizarse en forma transversal en todas nuestrasactividades: empezando desde la familia y la sociedad toda, desde el más humilde al másencumbrado, permeando luego en las actividades de todas las instituciones.El «Paraguay que tanto anhelamos, soñamos» debe estar marcado por la honestidad detodos sus ciudadanos. Esta exclamación sale desde el fondo del alma de todo paraguayoque ama sinceramente a su patria. Sin honestidad, sin transparencia, sin purezade intenciones y limpieza en las acciones, ¿cómo vamos a construir el país que soñamos?Adán y Eva escucharon la voz de la Serpiente, del Antiguo Dragón, y llevaron a su corazónesa palabra venenosa.La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que 4Yahveh Dios había hecho. Y dijo a la mujer: «¿Cómo es que Dios les ha dicho: No coman deninguno de los árboles del jardín?»(Gn 3,1), así cayeron en la desobediencia de Dios yquedaron sometidos al pecado y a la muerte. Hoy, como al comienzo de la creación (Gn 3,15 – 20) (1a Lect.) la serpiente sigue siendo tentadora: nos tienta con el dinero, nos tientacon el poder, placeres, nos tienta con el tráfico y consumo de droga, nos tienta con losvicios. . . La serpiente sigue moviéndose, no descansa.Es por ello que la honestidad debe ser como el aire que respiramos! Necesitamos más quenunca que este valor cruce transversalmente todas las actividades del Gobierno y de laciudadanía, donde las autoridades nacionales y los miembros de la Iglesia seamos losprimeros en llevarlo a la práctica. «Estas son las cosas que deben hacer: digan la verdadunos a otros, juzguen con verdad y con juicio de paz en sus puertas, no tramen en sucorazón el mal uno contra otro, ni amen el juramento falso; porque todas estas cosas sonlas que odio» –declara el SEÑOR (Zac 8, 16 – 17).5.La fiesta que celebramos hoy, la Inmaculada, es «comienzo e imagen de la Iglesia, esposade Cristo, llena de juventud y de limpia hermosura» (Prefacio), precedesiempre al pueblode Diosen la peregrinación de la fehacia el reino de los cielos (cf. Lumen gentium, 58;Redemptoris Mater , 2).A ti, Virgen Inmaculada, predestinada por Dios sobre toda otra criatura como abogada degracia y modelo de santidad para su pueblo, renovamos hoy, de modo especial,laconsagración de toda la Iglesia y de nuestro país. Guía tú a sus hijos en la peregrinaciónde la fe, haciéndoloscada vez más obedientes y fieles a la palabra de Dios.Acompaña Madre Santísima a todos los cristianos por el camino de la conversión y de lasantidad,en la lucha contra el pecado y en la búsqueda de la verdadera belleza, que essiempre huella y reflejo de la Belleza divina. Obtén tú, una vez más, paz y salvación paratodo nuestro pueblo. Al Padre eterno, que te escogió para ser la Madre inmaculada delRedentor, queremos implorarle que te ponga a ti, Madre María en nuestro camino comoluz que nos ayude a convertirnos también nosotros en luz y a llevar esta luz en las nochesde la historia. Así sea. Amén. HOY

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