Agronegócio
Los fosfitos y sus aplicaciones en la agricultura
¿Qué son los fosfitos?
Los fosfitos (Phi) son una forma reducida de los fosfatos(Pi), derivados del ácido fosforoso (H₃PO₃), que regularmente se combinan con cationes no metales como potasio, sodio, calcio o amonio. Los términos ‘fosfito’ o ‘fosfanato’ son utilizados en la literatura para referirse a las sales derivadas del ácido fosforoso. La diferencia química entre fosfato ([H₂PO4]⁻; Pi) y fosfito ([H₂PO₃]⁻ Phi); es un átomo de oxígeno el cuales sustituido por otro de hidrógeno.
Debido a su similitud estructural, los fosfitos son considerados como análogos de los fosfatos; en la actualidad es ampliamente aceptado el uso de los fosfitos por su acción en el control de fitoparásitos y como bioestimulante en plantas, sin embargo, es aún debatida su utilización como fuente de fósforo en la nutrición vegetal. Los fosfitos se comercializan como fertilizantes y fungicidas foliares, estos se encuentran dentro de la categoría toxicológica III, lo que implica que su uso en la agricultura es poco peligroso para el hombre, animales y ambiente.
Existen en el mercado formulaciones disponibles del producto en asociación con otros nutrientes como potasio (K), calcio (Ca), boro (B), zinc (Zn) o manganeso (Mn). El ácido fosforoso y sus sales contienen concentraciones más altas de P (39%) en relación con los fertilizantes tradicionales fosfatados (32% P)
Fosfitos en el control de fitopatógenos
Los fosfitos han sido ampliamente estudiados como una alternativa para el control de organismos fitoparásitos. Su eficacia se ha probado en contra de protozoarios, oomycetes, hongos, bacterias y nematodos. Los niveles de eficacia de los fosfitos en el control de organismos fitoparásitos varían dependiendo del ion unido al fosfito (fosfito de potasio, fosfito de calcio, entre otros), el método de aplicación (vía foliar o radical), el organismo fitopatógeno y la planta hospedante.
La efectividad de los fosfitos en el control de fitopatógenos ocurre mediante vía directa o indirecta. En la primera, el ion fosfito al entraren contacto con los organismos fitopatógenos, afecta su crecimiento y reproducción, al influir en la expresión de genes que codifican la síntesis de compuestos indispensables en la estructura y fisiología celular.
El fosfito ha sido considerado como un bioestimulador de la resistencia sistémica adquirida (SAR), al entrar a las células del tejido vegetal, activa mecanismos bioquímicos y estructurales de defensa (producción de polisacáridos, fitoalexinas o proteínas relacionadas con la patogénesis ‘PR’) que restringen la penetración y supervivencia de los patógenos. Esta activación puede ocurrir debido a la alta movilidad de los fosfitos, los cuales son rápidamente absorbidos vía radical o foliar
La eficacia en el control entre estos y los fungicidas convencionales indican que los primeros son menos eficaces y no los pueden sustituir por completo, pero su integración como parte de un programa de manejo integrado permite disminuir el uso de fungicidas y reducir la posibilidad de generar resistencia por los organismos.
Uso de fosfitos como fuente de fósforo
La forma convencional de absorción de P por las plantas son los fosfatos. Actualmente existen varios productos químicos de uso agrícola, que han sido presentados como fertilizantes para suplemento de P principalmente vía foliar, que utilizan como fuente primaria de este elemento formas reducidas como fosfitos de K o Ca entre otros; no obstante, estudios sobre este efecto fertilizante apuntan a una baja o nula acción.
Investigadores concluyeron que el fosfito de potasio aplicado vía foliar o radical, no provee nutrición a plantas de espinaca (Spinacia oleracea L.), por el contrario, inhibió severamente el crecimiento de raíces en plantas con deficiencia de fosfato, incluso con niveles bajos de aplicaciones foliares de fosfitos. Así también, son tajantes al mencionar que los fosfitos no son fertilizantes y no tienen ningún efecto beneficioso sobre el crecimiento de las plantas sanas, por lo que no deberían de ser comercializados como tales.
Conclusiones
Esta ampliamente aceptado el uso de los fosfitos como fungicidas o bioestimuladores de la resistencia sistémica adquirida de plantas, para evitar la incidencia de organismos fitoparásitos. El modo de acción directa ayuda especialmente contra oomycetes, además de hongos, bacterias, protozoarios y nemátodos. Por otra parte, su aplicación en los cultivos promueve una mejora en el sistema de defensa de las plantas y se incrementan las cantidades de polisacáridos estructurales, de proteínas PR y de fitoalexinas. Si bien los fosfitos por si mismos son menos eficaces en el control de fitoparásitos, se pueden incluir en el control integral de enfermedades, para reducir en mayor medida la incidencia en cultivos.
Es aún debatida la capacidad fertilizante de los fosfitos, si bien estos pueden ser absorbidos vía foliar o radical, y pueden ser transportados vía xilema o floema, no pueden ser utilizados como una forma directa de nutrición fosfatada y por lo tanto, no pueden ser sustitutos directos de los fertilizantes fosfatados. Sin embargo, la capacidad de los microorganismos del suelo de oxidar los fosfitos a fosfatos abre una posibilidad de que estos puedan ser aplicados como fuente de fertilización complementaria a los fertilizantes fosfatados. Hay que considerar también, que existen estudios que avalan la eficacia de los fosfitos como una fuente parcial de fertilización.
Fuente: Morales M. E.J.; Martínez C. A. R., López S. J. A., Castillo G. A. M. y Rubí A. M. 2022. Los fosfitos y sus aplicaciones en la agricultura. Revista Mexicana de Ciencias Agrícolas volumen 13número 2. México.
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